domingo, 2 de agosto de 2009

¿La ciencia-ficción mexicana en la morgue?


Es un día común y corriente. La última reunión de la Asociación Mexicana de Ciencia-ficción y Fantasía (AMCyF) se lleva a cabo con normalidad. De pronto, los gritos de José Luis Zárate Herrera solicitando elecciones automáticas para retirar de la presidencia a Gonzalo Martré alborotan a todos los presentes. A final del día, tanto bullicio no tiene efecto: el señor Martré sigue sin mayor problema presidiendo la Asociación. Este es uno de los muchos casos que poco a poco han convertido a la ciencia-ficción mexicana en un cuasi-cadáver.

El panorama nacional no es favorable. La mencionada Asociación permanece en animación suspendida, no existe una revista representativa de la ficción científica mexicana, las editoriales en nuestro país parecen ser alérgicas al género y para colmo, los cienciaficcioneros mexicanos han optado por un individualismo más que exagerado al afirmar que cada uno de ellos es mucho mejor que todos los demás... Pero vayamos por partes con cada uno de estos puntos.

AMCyF surgió como un potente proyecto que involucraba a escritores de la talla de Paco Ignacio Taibo II. Sus actividades rondaban entre la difusión de la ciencia-ficción mexicana a través de revistas, la promoción de esta en México así como la generación de concursos. A pesar de la gran importancia de sus actividades, día tras día esta comenzó a perder personal. Cuentan algunos sobrevivientes que llegó un momento en que cada miembro, en vez de participar en un debate, simplemente llegaba a imponer sus puntos de vista y a tachar de idiota a todo aquel que lo refutara y negara. Detallitos como este hicieron que cada cienciaficcionero optara por llevar su carrera en solitario envuelto en su mundo de superioridad autoinducida mentalmente. Miguel Ángel Fernández fue los dos últimos periodos el presidente de la Asociación (y en el último periodo, presidente y único miembro activo interesado) Ahora que su periodo ha terminado, ha buscado sin resultados que alguno de los escritores que alguna vez fueron miembros participativos regresen a la actividad. Sus esfuerzos han sido en vano: la Asociación permanece como un ente atrapado entre el mundo de los vivos y los muertos.

En este momento no tenemos una revista para cultivar el género. Hubo también una época en que revistas como El Nahual, impulsada principalmente por Andrés Tonini, significó durante un buen rato un espacio dedicado a la ciencia-ficción mexicana con relatos originales. La versión mexicanizada de la Revista Asimov representó una verdadera promesa para el ascenso del género en nuestro país. Sin embargo, varios acontecimientos (entre ellos, falta de presupuesto, el asalto al camión que traía todo el tiraje de uno de los primeros números, así como fuertes diferencias con los editores estadounidenses que exigían 70% de traducciones de la revista original y 30% de producción nacional mexicana —lo curioso es que ocurría exactamente a la inversa: el 70% de producción nacional derramó mucha bilis norteamericana—) finalmente difuminaron el proyecto. Es poco común que hoy en día surja alguna revistita que supere las barreras del primer número.

Son contadas las editoriales que de vez en cuando se animan a publicar alguna novela de ciencia-ficción en México. Ante esta situación, muchos autores han decidido publicar en otros países como España. Otros han optado por dedicarse a los cómics o a otros géneros como el relato policiaco. Son a su vez contados con los dedos meñiques los escritores que han podido acceder a una editorial valiente que desee publicar alguna novela de ficción científica. Quizás el mejor escritor de ciencia-ficción mexicana actual que ha logrado abrirse camino ha sido Bernardo Fernández (Bef) Alguna vez nos llegó a contar que su nueva estrategia para abrirse paso en el mundo editorial era presentar toda novela de ficción científica como literatura fantástica; tal parece que la estrategia ha dado resultados muy satisfactorios al grado de que ha logrado la reedición de su novela GEL AZUL por una editorial mexicana.

¿Y qué decir de los premios? Casi todos han ido desapareciendo con el paso de los años. El Concurso de Ciencia-ficción de Puebla, quizás el más famoso del país, tuvo durante mucho tiempo la gran participación del gobierno de ese estado y de la revista de divulgación científica Ciencia y Desarrollo. El jurado tenía que lidiar cada año con una pléyade de participantes cuyos ganadores eran publicados en la mencionada revista. Sin embargo, en un intento por expandir los alcances del concurso, los nuevos encargados del premio (comandados por Pedro Ángel Palou) decidieron agregar al género fantástico como una más de las temáticas a tratar. Esto causó que los cuentos que han venido ganando sean exclusivamente de fantasía y que la revista científica que les mencioné se retirara de la organización. El actual premio no tiene nada de ciencia-ficción y los cuentos ganadores simplemente son premiados y nunca más se les vuelve a ver ya que no se publican en ningún lugar. Como resultado de toda esta maraña de cambios, el premio existe, aunque con un desprestigio unánime.

Pocos escritores consiguen publicar sus obras. Asimismo, la ciencia-ficción que prevalece y que algunas editoriales siguen explotando son aquellas temáticas dirigidas a un público de entre 12 y 16 años (ciencia-ficción para niños y adolescentes) Esto es lo único que tenemos. Esto me hace pensar que la ciencia-ficción mexicana es como un cuerpo que yace en la morgue, pero que de vez en cuando presenta algunos latidos cardíacos que nos hacen pensar que todavía está viva.
La ciencia-ficción en México sufre una verdadera crisis de la cual es casi imposible salir. El desinterés y la falta de espacios nos obliga a leer lo producido en otros países. Mientras se siga creyendo que el género es un producto importado de los Estados Unidos que no tiene nada que hacer aquí, es muy difícil que surjan los espacios adecuados para que todos los escritores de ciencia-ficción mexicanos se desenvuelvan correctamente y que nosotros los lectores podamos tener acceso a producción cienciaficcionera nacional.


Publicado originalmente en El Sitio de Ciencia-ficción. La corrección definitiva al artículo se puede leer en:

2 comentarios:

José Luis Zárate dijo...

Aqui a punto de poner puntos sobres las íes sobre esos gritos y esa "normalidad" y la verdad dándome una pereza infinita repetir todo el numerito de buenos/malos que ahogó y mató toda posible convivencia de los cfñeros de los 80s.
La mayoria de los que hacían algo para difundir el género se hartaron y se dedicaron a otras cosas. Incluyéndome. ¿Que hace este pedazo de basura aceda aquí, hoy? ¿Señalar: ah Zarate mató la CF con sus gritos?
Ah pues que victima tan fácil resultó ser.
Ahora resulta que uno fue el culpable.
Asco. Esto sólo me da asco.

MJS dijo...

Llegué aquí de carambola. Un pensamiento prescindible: En vez de llorar por los "ellos" que en "el pasado" se hicieron culpables de no sé qué... ¿no es mejor conjugar el presente de la primera persona del verbo "escribir"? Lo digo sin acritud, que yo hoy conjugo "fotografiar". También sugiero conjugar el verbo "embarcar" a alguien para hacer un premio como antes se hicieron otros varios aparte del Puebla para promover la creación.

Mauricio-José Schwarz